1º Saludar la conmemoración en el Estadio Peñarol del 40º aniversario del Acto Inaugural del FA realizado en la Explanada de la Intendencia de Montevideo.
2º Felicitar a la Mesa Política por la convocatoria a un acto central que modificó la situación de parálisis padecida por el FA desde hace ya mucho tiempo.
3º La alegría y el entusiasmo de los compañeros participantes fue ilustrativa de la necesidad que se sentíamos de expresiones frentistas de carácter público, unitarias, fraternas y de apoyo al gobierno nacional llevado adelante por el Presidente Mujica.
4º Saludar la participación del Compañero Lula y difundir en nuestro Blog www.comite26dejulio.blogspot.com la traducción completa de su discurso.
5º Recomendar a la Mesa Política la realización de actos más breves que el cumplido, tomando en cuenta las nuevas conductas de participación.
31 de marzo 2011
DISCURSO DE LULA EN EL ACTO DE L 40 ANIVERSARIO DEL FRENTE AMPLIO
Las izquierdas de Uruguay y Brasil supieron cambiar, pero sin cambiar de lado
Queridos compañeros y compañeras:
Me siento profundamente honrado por haber sido invitado para dirigirles la palabra en este acto de conmemoración de los cuarenta años del Frente Amplio.
Quiero iniciar mi intervención recordando diciembre de 1993, cuando vine por primera vez al Uruguay. En ese entonces, me estaba preparando para ser, por segunda vez, candidato a Presidente de la República. Y precisé competir dos veces más para ser electo.
En aquel diciembre de 1993, cuando tuve la oportunidad de sentir de cerca la afectuosa hospitalidad de este país, conocí a muchos compañeros frenteamplistas que hoy están aquí, como ser los amigos Tabaré Vázquez y Pepe Mujica. Pero conocí también a un gran compañero, que no está más entre nosotros. Me refiero al inolvidable Líber Seregni, a quien rindo hoy mi homenaje, como uno de los mayores valores del Frente Amplio, de la historia de Uruguay y de toda América Latina. Dirigentes y militantes del Frente Amplio: en estas últimas décadas el Frente transformó el panorama de la política uruguaya, dominada hasta entonces por un sistema bí partidario que ya no se correspondía con la evolución de la sociedad. Su presencia en la escena nacional le dio a la política de este país una nueva calidad. Sé que sus militantes pagaron en muchas ocasiones un alto precio por su coherencia y determinación durante el régimen dictatorial, que asoló a este país en los años setenta y ochenta. Pero sé también, que el Frente fue factor decisivo en el proceso de democratización política de Uruguay, mucho antes incluso de conquistar la presidencia de la República. Sus movilizaciones fueron fundamentales para impedir que la ola neoliberal que se abatió sobre nuestro continente, prevaleciera en Uruguay.
Si no hubiera sido por la lucha del Frente Amplio, la resistencia del movimiento sindical y de los movimientos sociales, el Estado uruguayo habría sido desmontado por los insensatos adoradores del mercado; aquellos señores que en gran parte de América Latina consiguieron privatizar el patrimonio público, desorganizar nuestras economías, aumentar la pobreza y comprometer la soberanía nacional. Aquí, felizmente, ellos no tuvieron el éxito que esperaban. En muchos de nuestros países ellos dejaron un rastro de estancamiento económico y exclusión social. Peor aún, agravaron la inflación que pretendían combatir y profundizaron la vulnerabilidad externa. El pueblo uruguayo, con la intervención determinante del
Frente Amplio, no permitió que eso aconteciera, que fuera entregado a las generaciones futuras de este país un Estado raquítico, incapaz de regular democráticamente la economía y de promover el desarrollo. Pero nuestra región cambió. Hoy existe una nueva América del Sur. Un continente que irguió su cabeza, se liberó de las tutelas internacionales y rescató su soberanía. Un continente que recuperó la autoestima y volvió a creer en sí mismo, en su capacidad de tornarse cada vez más próspero y justo. Nuestros países están demostrando en la práctica que es posible crecer de modo vigoroso y continuar manteniendo la inflación baja. Que es perfectamente viable crecer distribuyendo los frutos de la expansión económica para toda la sociedad; crecer combatiendo la pobreza y la desigualdad. Esta es la forma más consistente y duradera de desenvolverse, la única justa y sustentable. Ustedes uruguayos y nosotros brasileros, que tanto nos opusimos a las políticas recesivas y excluyentes del pasado, tenemos mucho que conmemorar. Hoy, vivimos una nueva realidad. Podemos, sin ningún triunfalismo, festejar el éxito de nuestras economías, los extraordinarios avances sociales y
la vitalidad de nuestras democracias. No celebramos apenas valores éticos y morales - que obviamente constituyen un patrimonio irrenunciable - sino también el acierto de nuestra estrategia de desarrollo y de nuestras políticas públicas emancipadoras, que están cambiando para mejor la vida de las clases populares. Todavía falta mucho por hacer.
Pero las conquistas históricas de los años recientes justifican plenamente nuestra confianza en el futuro.
Compañeras y compañeros: como ex presidente de la República, militante y dirigente del Partido de los Trabajadores, siempre tuve una enorme afinidad y respeto por el Frente Amplio. Las políticas que Tabaré y Mujica implementaron en Uruguay son muy afines a aquellas que desarrollé en Brasil y que Dilma Rousseff continúa desarrollando ahora. Pero el PT y el Frente Amplio tienen muchas más cosas en común. Algunos ya dijeron que el PT es, en realidad, un frente y que el Frente Amplio es, en realidad, un partido. Las dos afirmaciones poseen un fondo de verdad. Por una razón muy sencilla: tanto el Frente como el PT son organizaciones plurales, profundamente democráticas. Somos capaces de combinar una indispensable unidad de acción con la valorización de la diversidad y la democracia interna.
Abrigamos distintas corrientes de pensamiento progresista. Respetamos nuestras diferencias ideológicas, pero no abrimos mano, bajo ninguna circunstancia;-del compromiso con los trabajadores y el pueblo pobre de nuestros países. Sabemos que, en las últimas décadas, las grandes corrientes de la izquierda entraron en crisis en el mundo todo. Muchos quedaron huérfanos de referencias político - ideológicas. Ninguna fuerza progresista permaneció inmune frente a la crisis. Pero no por eso nos cruzamos de brazos y nos sumergimos en la perplejidad o la pasividad política.
Con nosotros fue diferente: no abandonamos nuestras convicciones de base. Para nosotros, las doctrinas tienen su importancia, pero lo principal es el compromiso de vida con el destino de los oprimidos de nuestros países. La izquierda auténtica supera sus desafíos participando cada vez más en las luchas concretas del pueblo. Nuestra brújula es la aspiración popular por una vida digna. Por eso, fuimos capaces de promover en nuestros países, en plena crisis de las ideologías, reformas sociales tan importantes
Las izquierdas de Uruguay y Brasil supieron cambiar, pero sin cambiar de lado. También por esa razón, nuestras experiencias de gobierno y nuestros partidos son hoy referencia, tanto para América Latina como para otras regiones del mundo. Todo eso nos impone responsabilidades aumentadas. Precisamos continuar y profundizar las transformaciones en nuestros países, teniendo claro que ese es trabajo para más de una generación. Pero precisamos también reconstruir el pensamiento de izquierda, enfatizando, sobre todo, nuestro compromiso innegociable con la democracia. No pretendemos dar lecciones a nadie. No buscamos construir paradigmas o elaborar "modelos". Pero tenemos la obligación política y moral de explicar al mundo el tronco de nuestra experiencia histórica. Y esa experiencia muestra claramente dos cosas: que no habrá socialismo si él no es profunda y radicalmente democrático y tampoco habrá una auténtica democracia política si no existe democracia económica y social. Esa combinación de democracia política con democracia económica y social nos da la llave para poder formular el proyecto histórico que queremos construir. Nuestra misión
es dar consistencia teórica y política a ese renovado ideal libertario. Tal consistencia no vendrá sólo de los libros; ella surgirá sobre todo de la lucha de los trabajadores y de nuestra capacidad de reflexionar sobre los rumbos de la historia. No podrá ser una reflexión solitaria; menos aún confinada a un espacio nacional. Más que una constatación nos toca realizar una invitación, una convocatoria.
Nuestros partidos - el Frente Amplio, el PT y otras organizaciones amigas de América Latina - tienen que profundizar su relación, su diálogo, para transmitir a otros movimientos el sentido de nuestras experiencias, con sus méritos pero también con sus límites. Tengo la osadía de decir que existe una gran expectativa en ese sentido, inclusive por parte de las izquierdas de los países desarrollados, que hoy enfrentan profundos impasses. Aquellos que, fundamentalmente en Europa, observan lo que está ocurriendo en nuestra América, comienzan a darse cuenta, cada vez más, que su Norte puede estar en nuestro Sur.
Compañeras y compañeros, no podría dejar de destacar un aspecto fundamental de la trayectoria del Frente Amplio en estos cuarenta años de existencia: su compromiso con la integración sudameri-
cana y latinoamericana. José Artigas, vuestro máximo líder de la independencia, fue un combatiente por la libertad mucho más allá de las fronteras de este país. Seguramente su ejemplo inspiró y continuará inspirando a todos los que luchan por la patria grande tan soñada en América Latina. El Frente Amplio siempre tuvo importantes contribuciones a todas las iniciativas de integración regional, por medio de las cuales queremos garantizar que la América del Sur tenga un peso decisivo en este mundo multipolar que se está diseñando. Y los resultados de ese proceso de integración son cada vez más positivos. En el terreno económico, vivimos un momento muy promisorio. Nunca hubo tanto comercio entre los países de América del Sur. El MERCOSUR, que mañana completa veinte años, es la locomotora de esa expansión, lo que sólo fue posible después que conseguimos sepultar la propuesta del ALCA, que no era de integración soberana sino de anexión subalterna. De 2003 a 2010, el comercio del MERCOSUR aumentó más de tres veces. Las inversiones productivas conjuntas crecen de modo espectacular. Aquí quería decirles algo al compañero Pepe y al compañero Tabaré. Se acabó el tiempo en que Brasil tenía un enorme superávit comercial con Uruguay. El año 2010 lo terminamos con exportaciones de Uruguay para Brasil por 1.455 millones de dólares y las de Brasil para Uruguay por 1.466 millones de dólares; apenas 11 millones de dólares de diferencia. Y tengo certeza que Uruguay va a exportar mucho más para Brasil. Y lo que es más importante: la balanza comercial y las relaciones entre nuestros países están cada vez más equilibradas. La integración está beneficiando a todos. Nosotros, brasileros, percibimos que sólo vale la pena que Brasil crezca y se torne un país más rico si ios países vecinos, los pueblos hermanos, también crecen y se tornan más ricos. Somos conscientes de que el camino de la integración no está exento de contradicciones y eventuales conflictos. Pero estoy seguro de que sabremos construir instituciones aptas para resolverlos, porque aquello que nos une es infinitamente más importante que aquello que nos separa. La verdadera integración no puede ser apenas comercial. La asociación económica es imprescindible, pero está lejos de ser suficiente. La unidad del continente sólo será efectiva cuando nuestras poblaciones se conozcan mejor, cuando los sindicatos se articulen a escala regional, las universidades tengan un intercambio cotidiano, nuestros científicos estén investigando juntos y nuestras riquísimas tradiciones culturales sean de hecho compartidas. En suma, cuando la integración no sea apenas de los productos o de los Estados, sino de los pueblos.
Queridos amigos y amigas, permítanme concluir dirigiendo unas palabras a la militancia frenteamplista. Ustedes están completando cuarenta años y el PT cumplió 31 años el 10 de febrero. El Frente Amplio tiene nueve años más que el PT. Aunque ustedes no lo sepan, el Frente inspiró mucho al PT ser de la forma que es. Ustedes saben mejor que yo que la izquierda uruguaya cuenta con dirigentes de gran estatura moral y política. Líderes de extraordinaria dignidad y madurez, de inquebrantable amor a su país y su pueblo. Líderes oídos y respetados en toda América Latina. Pero cuenta también con una admirable militancia de base, desparramada por todo el país, sin la cual, la trayectoria del Frente, con certeza, no hubiera sido tan victoriosa.
Felíz del pueblo que puede disponer de luchadores sociales y políticos tan generosos y dedicados ai bien común. Esa espléndida militancia es la prueba de que el sueño igualitario no acabó, de que valió la pena el sacrificio de las generaciones que nos precedieron. La fuerza del Frente Amplio y de otras alianzas populares de la región muestra que llegó la hora de nuestro continente. El siglo XXI tiene todo para ser el de la afirmación definitiva de América del Sur, de aquella América con que soñaron nuestros proceres y por la cual dieron sus vidas. Una comunidad de países soberanos, justos y desarrollados.
Óueridas compañeros y compañeros, antes de terminar este discurso institucional, quería manifestarles, desde el fondo de mi corazón, la alegría de estar aquí por el profundo respeto que le tengo al pueblo de Uruguay y al Frente Amplio y el profundo cariño que le tengo al presidente del Frente, a Pepe Mujica y a Tabaré Vázquez. Sólo tengo un resentimiento con Uruguay, y les pido por el amor de Dios que no repitan en 2014 lo que hicieron en 1950.
Ustedes saben que es difícil dejar la presidencia; que Tabaré se los diga. Pero es muy importante que sepamos que somos ex presidentes de la República pero nunca seremos ex militantes políticos de las causas nobles.
Estamos en el camino correcto. A veces tenemos compañeros a los que les gustaría que las cosas anduvieran más rápido. Me imagino una reunión del Frente; debe ser igual a una reunión del PT, que comienza el sábado y termina el domingo, y después de 48 horas de reunión, muchas veces lo máximo que resolvíamos era hacer una nueva reunión el siguiente domingo. Yo puedo ver los defectos de mi propio partido, pero no permitiré que mis adversarios hablen mal de mi partido.
Quería comentarles de dos experiencias fantásticas: una, de ser presidente el mismo período que el compañero Tabaré. Era un momento de incertezas, en el que muchos de nosotros teníamos dudas sobre el éxito del MERCOSUR, de la integración de América del Sur. Era normal, porque no teníamos experiencia. Nuestros países aprendieron a lo largo de los siglos que los importantes eran los colonizadores; cuando nos independizamos, que lo importante era Inglaterra; después era importante Estados Unidos, y no nos mirábamos a nosotros mismos. Seguramente, aquí en Uruguay mucha gente aprendió que Brasil era un país imperialista. Seguramente, a mucha gente en Brasil le gustaba decir que era imperialista. Argentina no miraba hacia Brasil, Venezuela tampoco; vivíamos de espaldas unos con otros. Hoy, mí querido Pepe, miro con orgullo que el intercambio comercial entre América Latina es extraordinariamente fuerte. Hoy compruebo que empresas brasileiras están viniendo aquí a realizar inversiones comprando empresas de Uruguay, y lo correcto no es comprar empresas sino hacer sociedades con las empresas de Uruguay, Argentina, de otros países, para que la gente cree una economía fuerte. No queremos que el imperialismo se mude de los Estados Unidos a Brasil. Lo que queremos es que la integración sea una cosa verdadera, desde el punto de vista empresarial, político, cultural. Que nos permita no precisar pasaportes y no tenga barreras para impedir el libre tránsito entre los pueblos de América Latina. Tengo la convicción, Pepe, que cuando te reúnas con Dilma vas a llegar a la conclusión que es más bonita e inteligente que yo y será más solidaria que yo. Ella, como tú, estuvo presa, durante tres años y medio. Ella, como tú, fue bárbaramente torturada, y ella, como tú, no trae resentimiento en el corazón.
Pepe, te puedes quedar tranquilo, que quienes tienen resentimiento en el corazón y no duermen por la noche son aquellos que te prendieron y torturaron. Aquellos que detuvieron y torturaron a Dilma, porque tú y Dilma se reflejan en una figura excepcional que conocí, que estuvo preso 27 años: Nelson Mándela, el cual no tiene espacio para el odio en su corazón.
Ustedes son los vencedores y por eso vamos a construir una comunidad de países soberanos, justos y desarrollados. ¡Viva el Frente Amplio! ¡Viva la querida República Oriental del Uruguay! ¡Viva la patria grande latinoamericana!
Fuente: SEMANARIO VOCES